Lanzarote fue el escenario de una aventura que trascendió el ciclismo, revelando historias y momentos que quedaron fuera del foco principal. Más allá de la competencia (vivimos para competir), hubo una vida paralela llena de experiencias que enriquecieron la travesía. Desde la organización del evento hasta las actividades extras diarias, todo formó parte de un relato donde el deporte y la convivencia se entrelazaron. Cada día ofrecía una nueva oportunidad para entretenernos por la tarde disfrutando las instalaciones del Club La Santa, que por algo cuestan lo que cuestan, porque son la leche.
Uno de los días fuimos a jugar a Padel. Sólo digo que eso de que es "el tenis de los pobres", NO ES TAN TAN ASÍ. Es un deporte noble, al que es muy cierto, no es necesario la ESO para practicar. Es así, y se ha de decir.
La convivencia con compañeros y organizadores fue otro de los aspectos destacados del viaje. Compartir historias, estrategias y aprendizajes fortaleció los lazos entre los participantes. Más allá de la competencia, se generó una sensación de comunidad donde cada experiencia individual sumaba al relato colectivo. La hospitalidad y el ambiente de la isla hicieron que todo se sintiera aún más especial, convirtiendo cada encuentro en una oportunidad para conectar.
Lo mejor fue joder a Jurado. Supo a gloria bendita.
Hablemos de la Fatbike Lefty de Álex Mineralex. Bueno no, mejor lo dejamos para el vídeo. Hablemos de la escalada. Vaya movida. Fin.
En definitiva, lo que el ojo no vio en Lanzarote fue una serie de momentos que dieron profundidad a la experiencia deportiva, como la charla en el jacuzzi con el Klimatiza Orbea Team y Los Racer.
Más allá del cronómetro y los desafíos en la carretera, lo vivido fuera de la marcha fue igual de valioso. El equilibrio entre esfuerzo y disfrute convirtió esta travesía en algo único (comimos como fieras). Al final, cada participante se llevó mucho más que una carrera: se llevó recuerdos imborrables de una isla que dejó huella en cada uno de ellos. 🚴♂️
Aquí os dejamos el vídeo al que se hace referencia arriba, que evidentemente, es increíble: